El piano es el instrumento que en términos de habilidad es el más complejo de todos: dos manos tienen que tocar juntas simultáneamente a lo largo de 88 teclas. En teoría podrían sonar 10 notas al mismo tiempo.
Para manejar esta complejidad, los pianistas tienen que desarrollar una capacidad cerebral totalmente única – una que ha sido finalmente descubierta por la ciencia.
Debido a que ambas manos deben ser igualmente activas para dominar el instrumento, los pianistas han tenido que superar algo que es innato a casi todo el mundo: ser diestro o ser zurdo, es decir, se han tenido que convertir en ambidiestros.
En la mayoría de la gente, la profundidad del surco central del cerebro es profundo en uno de los lados nada más: en el lado derecho o bien en el lado izquierdo, lo que determina qué mano es la dominante. Pero cuando los científicos han escaneado el cerebro de los pianistas, han encontrado algo diferente: Los pianistas han demostrado más simetría en el surco central del cerebro que en ninguna otra persona -aunque hayan nacido diestros o zurdos, sus cerebros apenas lo han tenido en cuenta. Debido a que los pianistas todavía tienen una mano dominante, los investigadores especulan que esta igualdad en la profundidad no era natural, sino que es el resultado de su entrenamiento para dominar su lado débil.
Además, los pianistas son capaces de convertir sus cerebros en máquinas mejores, en mentes más eficientes en todos los sentidos.
Un estudio de la doctora Ana Pinho muestra que cuando los pianistas de jazz tocan, sus cerebros tienen una conexión extremadamente eficiente entre las diferentes partes del lóbulo frontal comparado con los no músicos. Esto es extraordinario, ya que el lóbulo frontal es el responsable de integrar un montón de información para la toma de decisiones. Juega un papel fundamental en la resolución de problemas, el lenguaje, la espontaneidad, en la toma de decisiones y la conducta social.
Los pianistas, por tanto, tienden a integrar toda la información que recibe el cerebro en procesos de toma de decisiones más eficientes. Debido a esta conexión de alta velocidad, ellos pueden ir fácilmente desde un pensamiento lento y metódico hasta una creatividad más rápida y espontánea.
Pero el piano es un instrumento difícil y complejo para todo el cerebro. Los verdaderos pianistas son los que tienen un cerebro que conserva la energía eficientemente asignando los recursos más eficazmente que ninguna persona. El Dr. Timo Krings escaneó los cerebros de los pianistas y encontró que bombean menos sangre a la zona del cerebro asociada a las habilidades motoras finas. Menos sangre significa menos energía necesaria para concentrarse.
Extracto traducido. Puede leer el original en:
https://mic.com/articles/91329/science-shows-how-piano-players-brains-are-actually-different-from-everybody-elses#.N2hlsfBaJ
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